Euri Fuguett
Dimensiones en rayas 59, 2021
Pintura digital.Giclée sobre lienzo
100 cm x 100 cm
Eurobuilding & Suites Caracas, Venezuela
LORENZO VELAZQUEZ. Curador
El arte del nuevo milenio, que pudimos atravesar y presenciar, es producto del sincretismo universal, del peso de una avasallante herencia poblada de referencias, donde los procesos individuales y colectivos proclaman la necesidad de una evolución acelerada. La viralización y la virtualidad son fenómenos que ese colectivo, al que llamamos público, logra elevar y transmutar la creación artística a espacios sin fronteras.
Así encontramos a Euri Fuguett, más allá de una ciudad o de un país o de un continente. Multiplicada en redes sociales, en muestras virtuales o presenciales, en bienales, toparse con su obra y pasarla inadvertida resulta imposible. Sus trazos y su destreza en la armonización de colores y emociones son un fenómeno envolvente para el espectador.
Su arte, en principio, tuvo una marcada herencia del expresionismo abstracto, del minimalismo musical, de la deconstrucción y de la abstracción geométrica, con ramificaciones tangibles del op art y del cinetismo, sobre todo en sus creaciones mas recientes.
En sus nuevas creaciones la línea, el color, el plano dúctil y moldeable generan trayectorias infinitas. Las superposiciones otorgan profundidad, escalas cromáticas y rítmicas entreveradas, que nos inducen a penetrar en armonías visuales que nos hacen flotar en estados emocionales positivos y alegres.
En la obra de Fuguett encontramos también una sonoridad musical que acompaña al proceso de sus creaciones, gestando pentagramas visuales que derraman sonidos cromáticos que resuenan y vibran en el espectador.
Sus creaciones expresionistas devinieron en "habitáculos" geométricos, invadidos por entidades cromáticas que suman, sustraen, reflejan y generan colores y movimientos.
El color se transforma en una entidad protagónica, que nos remonta a las fisicromías multidimensionales de Carlos Cruz-Diez. Una mezcla aparente que sólo puede construir la sensibilidad de nuestras retinas. Es una suerte de globalización que se transforma en continuidad y fluidez. Sus trayectos son insoslayables penetraciones de los espacios circundantes.
La obra de Fuguett, aún en el espacio bidimensional, es un espacio infinito. Podemos visualizarla de manera tangible y de forma virtual, bien sea sobre el muro de una galería, en la calle e incluso como un fenómeno atmosférico. Su obra persiste en el universo digital y es capaz, por sí misma, de generar la presencialidad. Es una artista que ha sabido surfear con su intuición los nuevos tiempos y los nuevos escenarios del Arte.
Sus obras se transforman en sentidas vivencias donde los trazos son continua vibración y movimiento aparente en la quietud de la espacialidad geométrica. Trascienden y rebasan cualquier marco imaginable y hasta el mismo espacio que las contiene o que las circunda. La obra se teletransporta, cual tripulantes del Enterprise, sin una bitácora o rumbo predeterminado. Los golpes de timón son una constante en su abordaje de los nuevos mundos, de los nuevos espacios y de los nuevos tiempos.
La interpretación de su obra convoca instrumentos y ejecutantes en la persona del espectador, liberado de la butaca de una silenciosa sala de conciertos y gesta una experiencia 360 con seis grados de libertad que le permite adentrarse y sumergirse en un espacio sin barreras limitantes, permitiéndole adoptar perspectivas a su antojo.
En el nuevo universo creativo de Fuguett, es imposible hablar de las obras castradas y catalogadas por una ficha técnica, ya que ellas dialogan entre sí, se comunican, embrujan y envuelven en un sortilegio a quien osa retarlas con su presencia o con su mirada dondequiera que ellas coexistan.
Estamos sin duda ante una gran artista con un potencial avasallante. Un ser que vibra a la velocidad de esta nueva era acuariana, en la que la supervivencia y la permanencia son clara expresión de una profunda y potente espiritualidad. Nos hace sentir que presenciamos una obra viva y mutante. Nos hace sentir que estamos vivos como testigos de una experiencia in crescendo que no podemos negarnos a experimentar.
Lorenzo Velázquez
Curador